1 de mayo de 2010

El viaje del grito.




Adoro el grito silecioso que a veces siento en mi interior... y la manera de calmarlo y luego escupirlo en unas cuantas sesiones en las que el grito se siente cómodo y decide dialogar.

Lo añoro por momentos no podría vivir sin el, templa eso a lo que llaman algunos neurosis femenina, en la que yo por lo menos jamás creeré, no soy de hacer sacos de gritos sino de entonarlos poco a poco e irlos sacando y que obtengan esa libertad que tanto añoran.

Esa sensación de libertad para los dos es una especie de estado de nirvana que inunda largos momentos, y que nos hace entendernos.

Gritos de libertad
Gritos de goce
Gritos de socorro
Gritos de dolor...

La cara se nubla al escucharlo, transformada en una sensación...

3 comentarios:

  1. Fermosa idea esa de tentar facer unha melodía cos gritos que escapan de vagar, paseniñamente.

    Gustoume. Moito.

    Bico de beirarrúa a beirarrúa :)

    ResponderEliminar
  2. eu tamén sinto ese grito silencioso moitas veces e saéme cara o exterior en forma de debuxo ou canción... Abraiada estou de atopar este espazo cheo de fermosas palabras. Un saudiño

    ResponderEliminar
  3. por certo, tamén son admiradora de Munch, este cadro deixoume moi impactada a primeira vez que o mirei, e cando coñecín a súa historia emocioneime moito, e desgarrador pero tremendamente fermoso!

    ResponderEliminar