Te busco entre la multitud, ella misma me arrastra y me presiona contra las piedras de esta oscura calle que no va a ningún lugar, no me deja verte, ni sentirte y a penas escuchar tus gritos, tu manos que ayer rozaban mi pelo hoy se alejan, haciéndose invisibles.
Desde lejos, intento perseguir tu respiración, tu figura se desvanece como el viento que arrastra esta lluvia, la que moja mi flequillo y se escurre por mis mejillas, mezclada con mis lágrimas.
Es ahí cuando mi mente se funde con la añoranza de tus besos, de tus caricias y la misma que a veces se pregunta si realmente aparecerá de nuevo en mi vida o por el contrario si realmente existes.
Una existencia, que me lleva a mendigar intenciones artificiales que intentan alcanzar un verdadero sentimiento que se deslice suavemente por mi boca capturando una sonrisa, intenciones que me rodean pero no se quedan, intenciones que algún día encontrarán un habitáculo para los dos.
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